La materia está formada por partículas y en cada estado de agregación éstas se encuentran en diferente forma como se observa en la imagen:
En el estado gaseoso la materia ocupa todo el volumen que la contiene y adopta la forma del recipiente, se requiere poca energía para cambiar el volumen de un gas por compresión o expansión y su velocidad de difusión es muy alta.
Los líquidos en cambio tienen un volumen propio pero adoptan la forma del recipiente que los contiene, son muy poco compresibles y se requiere de mucha energía para disminuir el volumen de un líquido y la velocidad de difusión es relativamente baja.
La materia en estado sólido posee un volumen propio y forma determinada al velocidad de difusión es prácticamente nula y no son compresibles
Las partículas que componen a los gases interactúan muy poco entre sí mismas de manera que cada una se puede mover en el espacio en forma casi independiente a las demás.
Al incrementarse la magnitud de las interacciones las partículas se atraen con más fuerza y los movimientos de las partículas ya no son tan independientes reuniéndose de tal forma en que las interacciones disminuyen la energía del sistema. Por eso es que un líquido posee volumen propio y su velocidad de difusión es relativamente baja pero las fuerzas de interacción no son tan fuertes para que el líquido adquiera una forma propia.
Así pues se podría concluir que cuando las fuerzas de atracción son máximas, las partículas no pueden trasladarse y se disponen en el espacio de manera que se minimiza la energía del sistema, por eso los sólidos tienen volumen propio y poseen forma la cual es posible cambiar solo si se entrega una cantidad considerable de energía.